Haizea y Sanctuary Dark Passion, diseñadoras mañas que tienen las cosas claras.

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Haizea y Silvia (Sanctuary Dark Passion) son dos diseñadoras de moda gótica y alternativa zaragozanas a las que les apasiona su trabajo y así lo llevan demostrando desde que empezaron en este mundo. Se conocieron en la edición anterior del festival “Modalena Circus”, donde participaban mostrando sus creaciones en la ya conocida pasarela alternativa que brinda cada año este festival del barrio de la Magdalena. En aquel momento empezaron a trabajar juntas en diferentes proyectos, y tras participar en la Semana Gótica de Madrid decidieron dar un paso más en su carrera y abrir una tienda con taller donde centralizar todas sus actividades.

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La rasera de mi padre

Carmen Envid, lectora del blog, nos envía a ideas@pasa.co este texto para ilustrar sus fiestas del Pilar.

Agradecemos su colaboración y esperamos las vuestras!

LA RASERA DE MI PADRE

Como estamos en fiestas, voy a tratar sobre algo relacionado con ellas, para “desensebar” más que nada, como dice un amigo mío (creo que no hace falta explicar el término, ¿no?).

Ayer se le rompió la rasera a mi padre (bueno, espumadera para el resto de España, creo), pero a mí me gusta la palabra rasera, como me gustan tantas otras palabras que usamos aquí, en Aragón, que usamos y que son parte de nuestro acervo cultural, porque forman parte de nuestra lengua y nuestra identidad; pero eso es otra historia de la que, a lo mejor, se me ocurre escribir otro día, hoy estaba con la rasera y ello, posiblemente porque el día ha amanecido lluvioso y otoñal, me ha llevado a tiempos pretéritos y a otros pilares vividos.

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El día del Pilar

Es quizá el fervor por lo patrio lo que se acrecenta cuando se sale del hogar y se vive en el extranjero  o que simplemente algo se rompe en el alma de un Zaragozano si en el lugar en el que se encuentra ni siquiera tiene fiesta y tiene que ir a trabajar en las fiestas del Pilar (o como se conocen en Zaragoza, «Pilares»).

No sólo es por el poder de atracción del sillón o del resto de deportes de riesgo que practicamos en nuestro tiempo libre, si no las especial emoción que nos calienta el estómago y que nos hace retroceder a la infancia de rodillas despellejadas, gigantes adoquines que se pegaban en los dientes y te impedían hablar o las luces de las ferias y el jamón de Teruel.

la columna

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