Carmen Envid, lectora del blog, nos envía a ideas@pasa.co este texto para ilustrar sus fiestas del Pilar.
Agradecemos su colaboración y esperamos las vuestras!
LA RASERA DE MI PADRE
Como estamos en fiestas, voy a tratar sobre algo relacionado con ellas, para “desensebar” más que nada, como dice un amigo mío (creo que no hace falta explicar el término, ¿no?).
Ayer se le rompió la rasera a mi padre (bueno, espumadera para el resto de España, creo), pero a mí me gusta la palabra rasera, como me gustan tantas otras palabras que usamos aquí, en Aragón, que usamos y que son parte de nuestro acervo cultural, porque forman parte de nuestra lengua y nuestra identidad; pero eso es otra historia de la que, a lo mejor, se me ocurre escribir otro día, hoy estaba con la rasera y ello, posiblemente porque el día ha amanecido lluvioso y otoñal, me ha llevado a tiempos pretéritos y a otros pilares vividos.
Fiestas que no se parecían en nada a las de ahora, en mi niñez, y fiestas en plan salvaje cuando comenzaron a ser populares, porque no penséis que lo de hacer el gamba empezó ayer, hace ya unos años que los que ahora vamos de formales también intentábamos divertirnos como podíamos, y de ahí que me acuerde de una rasera con la que fuimos haciendo fritura en una señal de tráfico que, previamente, habíamos “socializado” de una plaza en una víspera del Pilar.
Bueno, eran otros tiempos y lo cierto es que lo pasamos en grande con aquella tontería. En fin, lo que quiero decir es que las fiestas son la excusa perfecta para que, durante unos días, cambiemos algunas de las formas de actuar habituales y nos reconciliemos con nuestro entorno más cercano, e, incluso, hasta se nos hinche la vena más cachirulera, ¿o no, co?.
Felices fiestas a todos.